El agua , considerada en la Sagrada Escritura símbolo de purificación y de vida debe satisfacer las necesidades de todos, especialmente de aquellos que viven en la pobreza. “No puede ser tratada como una simple mercancía más, su uso debe ser racional y solidario” (DSI, 485). ¡Hay valor en cada gota!, es reconocer que todos y todas somos responsables de su cuidado en el presente para garantizar una vida digna en las generaciones futuras. No podemos reducir utilitariamente a la naturaleza y a sus recursos a un mero objeto de manipulación y explotación (DSI, 463) La incorrecta utilización de los bienes de la creación, pone en crisis la vida humana y la relación de Dios con el hombre, a través de su gran obra: la naturaleza.El ambiente como “recurso” pone en peligro el ambiente como “casa” (DSI, 461).